11.1. La creación del Estado
franquista. Grupos ideológicos y apoyos sociales. Etapas de la dictadura y
principales características de cada una de ellas. El contexto internacional:
del aislamiento al reconocimiento exterior.
Introducción
En sentido estricto, la dictadura
franquista empezó el 01/10/36, al ser elegido el general Francisco Franco, por
sus compañeros militares sublevados, Jefe del Estado, del Gobierno y Generalísimo
de los ejércitos, y duró hasta su muerte, el 20/11/75.
La esencia del régimen se mantuvo inalterable
mientras duró, sin embargo, se liberalizó en algunos aspectos, no por voluntad
propia, sino por las necesidades surgidas del contexto internacional y de la
situación económica.
La creación del Estado
franquista, bases ideológicas y apoyos sociales
Franco era un militar africanista,
católico, que profesaba un nacionalismo de signo agresivo y excluyente.
Consideraba las virtudes atribuidas al ejército como la esencia de los valores
nacionales. En su régimen los militares fueron el apoyo más decidido y fiel,
teniendo un papel relevante a la hora de administrar el poder. El autoritarismo
como seña de identidad de esta institución, fue también uno de los rasgos
distintivos del régimen. Para el mantenimiento del orden utilizó a la Guardia
Civil y la Policía Armada, que se convierten en el poder disuasorio del
régimen.
Catolicismo y patria se convirtieron
para él en la misma cosa. Se veía a sí mismo como elegido por Dios para salvar
a la patria, sobre todo tras el apoyo de la Iglesia a su bando en la guerra. El
franquismo se definirá ideológicamente como nacionalcatólicismo. La jerarquía
eclesiástica y la mayoría del clero fueron el poder legitimador de la dictadura
ante la opinión pública católica nacional e internacional. A partir de la firma
del concordato con la Santa Sede en 1953, la Iglesia tuvo presencia en las más
altas instituciones del régimen. Los llamados ¨católicos¨ estuvieron siempre
presentes en todos los gobiernos de Franco. Sin embargo, algunos sectores de
católicos, en Cataluña y el País Vasco, se mantuvieron hostiles al franquismo.
A partir del Concilio Vaticano II (1962-65), una parte de la jerarquía
eclesiástica y del clero también inició un distanciamiento progresivo.
Su nacionalismo agresivo se basaba en
una interpretación heroica de la historia de España, según la cual tenía un
destino imperial. La frustración de este destino se debía a las influencias de
la Ilustración y del liberalismo, corrientes llegadas de fuera de España.
Según el dictador, los enemigos
naturales que conspiraban contra España eran los liberales, los masones, los
anarquistas, lo judíos, los socialistas y los comunistas.
Además, su idea monolítica y homogénea
de España no admitía la autonomía vasca, catalana o gallega, por lo que serían
eliminadas, y las manifestaciones nacionalistas, perseguidas.
En definitiva, Franco estaba en contra
de la democracia y de la separación de poderes de la revolución liberal. Creía
en la unidad, la autoridad y la jerarquía. Definía su régimen como democracia
orgánica, que implicaba que la representación política no la constituían los
individuos, sino lo que se suponía que eran las unidades orgánicas de la
sociedad: la familia, el municipio y el sindicato.
Los rasgos propios y permanentes del
franquismo fueron el carácter de dictadura personal, el unipartidismo y la
división permanente del país entre vencedores y vencidos. Fue, sobre todo al
principio, una versión del fascismo. Aunque el franquismo tuvo que ir
adaptándose a las nuevas circunstancias internacionales y sociales, nunca
renunció a sus principios básicos.
La Falange y los tradicionalistas
constituyeron pilares ideológicos fundamentales. Durante la Guerra los unificó
creando, Falange Española Tradicionalista y de las JONS, aunque de afiliación
no obligatoria más que para los funcionarios del Estado. La Falange era un
cuerpo burocrático del Estado, con funciones de propaganda y de organización.
Además, el franquismo contó con el
apoyo de los terratenientes, financieros, empresarios, pequeños propietarios
rurales, etc. A lo que se le añadió, como apoyo popular indirecto, el proceso
de desmovilización política de la sociedad española, debido, en parte, a la
propaganda del Régimen, la censura y el miedo a una nueva guerra civil. Este
fenómeno social se conoce con los nombres de mayoría silenciosa, mayoría
ausente o franquismo sociológico.
Etapas políticas
institucionalización del régimen. El contexto internacional, del aislamiento al
reconocimiento internacional.
La dictadura franquista pasó por tres
fases políticas relacionadas con su proceso de institucionalización y las
circunstancias internacionales: fase totalitaria (39-59), fase tecnocrática
(59-69) y fase de descomposición (69-75).
La
fase totalitaria se caracterizó por el retroceso económico, la involución
ideológica y la dureza de la represión.
La evolución de la 2ª Guerra Mundial
condicionó la política interior. Cuando estalló la guerra, España se declaró
neutral, tras no llegar a un acuerdo con Hitler para su participación, aunque
ante los triunfos de Alemania pasó a la No Beligerancia, mostrando claramente
su simpatía por las potencias del Eje y enviando la División Azul para luchar
contra la URSS. El franquismo se identificó aún más con el fascismo. Cuando las
potencias del Eje empezaron a tener problemas, España se declaró nuevamente
neutral y comenzó a entablar contacto con los aliados. Para mostrar una imagen
más representativa, la dictadura se dotó de las Cortes y el Fuero de los
Españoles.
Las Cortes formadas por procuradores,
la mayor parte nombrados por Franco o por instituciones del Régimen, no
controlaban la acción del Gobierno y Franco reunía íntegramente los poderes
ejecutivo y legislativo. El Fuero de los Españoles era una declaración de
derechos de los españoles, una especie de sucedáneo de Constitución. Pero estos
derechos no podían utilizarse para atacar la unidad espiritual, nacional o
social de España. Además, el Régimen tenía la posibilidad de suspenderlos. En
el mismo año 1945 se aprobó la Ley de Referéndum, que pretendía mostrar que en
España estaba reconocido el sufragio universal. Así, esta ley establecía que
los españoles podían ser consultados individualmente en forma de plebiscito
nacional, siempre por decisión de Franco y para preguntarles sobre las
cuestiones de Estado.
Cuando acabó la Guerra Mundial, la
dictadura quedó aislada internacionalmente, tanto diplomática como
económicamente. Las grandes potencias vencedoras consideraban a España como el
último reducto del fascismo. En 1946, el régimen franquista no fue admitido por
la ONU y Francia cerró la frontera con España, además de que se retiraran los
embajadores de España, de la mayor parte de países a instancia de la ONU.
Franco justificó el aislamiento como
una conjura internacional de los enemigos de España. Pero tomó algunas medidas
para mejorar la imagen del régimen como la eliminación del saludo con el brazo
alzado, la creación del Consejo de Regencia y del Consejo del Reino y la
promulgación de la Ley de Sucesión (1947). Aprobada en referéndum, con el voto
afirmativo del 93% de los votantes, con solo una abstención del 18%. Según esta
ley, España se convertía en un reino, pero el jefe del Estado perpetuo seguía
siendo Franco, quien quedaba facultado para designar a su sucesor a título de
rey. El dictador no especificó qué dinastía seria la que reinaría
posteriormente, aunque las posibilidades apuntaban hacia el príncipe Juan
Carlos.
Con la intensificación de la ¨Guerra
Fría¨, EEUU vio la posibilidad de apoyarse en el régimen español,
anticomunista, para hacer frente a la URSS, lo que propició el cambio de
actitud de EEUU hacia el franquismo. En 1950, la ONU anuló el aislamiento
diplomático de España. En 1952, España fue admitida en la UNESCO y, en 1953,
EEUU y España firmaron el Pacto de Madrid, por el que se creaban bases
militares estadounidenses en España, a cambio de ayuda militar y económica.
También el Vaticano firmó con España el concordato. En 1955, España fue
admitida en la ONU.
Tras el fin del aislamiento
internacional, ante la crisis económica, Franco incorporó al gobierno a un
grupo de expertos en economía en 1957, los tecnócratas. En 1958 se promulgaba
la Ley Fundamental de Principios del Movimiento Nacional, que mantenía la
vigencia de algunos principios falangistas por los cuales los únicos sistemas
de participación política eran la familia, el municipio y el sindicato. También
declaraba que estos principios eran inalterables y permanentes.
Comenzaba la llamada fase tecnocrática.
El acontecimiento que marcó de manera más
clara el fin del aislamiento fue la visita oficial a España del presidente de
EEUU, Eishenhower, en 1959, que supuso el afianzamiento definitivo del poder de
Franco a nivel exterior.
Desde el punto de vista
socioeconómico, en esta etapa, se experimentó una modernización de la economía
y de la sociedad (fruto de las medidas llevadas a cabo por los ministros
llamados tecnócratas), aunque no hubo cambios en el sistema político, a pesar
de leyes como la Ley de Prensa (66), propiciada por Manuel Fraga, que suprimía
la censura previa y establecía una tímida libertad de expresión, la Ley de
Libertad Religiosa (67), que toleraba el culto privado y público de otras
religiones, aunque el Estado seguía siendo católico o la Ley Orgánica del
Estado (66) una especie de constitución que aseguraba la pervivencia del régimen
después de la muerte del dictador en la que se mantenía la forma del Estado
como reino y la fidelidad a los principios fundamentales del Movimiento.
Separaba la jefatura del Estado de la presidencia del Gobierno y se establecía
la elección de un tercio de las Cortes, aunque no se podían presentar
candidatos de asociaciones políticas. De acuerdo con esta ley, Franco designó
como sucesor al príncipe Juan Carlos.
España se integró en el Fondo
Monetario Internacional, el Banco Mundial y la OCDE, y firmó acuerdos
comerciales y políticos con Alemania y Francia. Las relaciones internacionales
se fueron normalizando. En 1962, el Gobierno solicitó a la CEE la solicitud
para su incorporación, que siempre fue denegada por el carácter antidemocrático
del franquismo.
Entre 1969 y
1975 se produjo la descomposición
del régimen franquista, motivado, principalmente, por el deterioro físico de
Franco (quien cada vez delegaba más poder de decisión en Carrero Blanco), el
distanciamiento, cada vez mayor, de una parte de la Iglesia y la cada vez mayor
capacidad movilizadora de la oposición, además de las acciones terroristas de
ETA y del FRAP. La decadencia también se evidenció por las tensiones dentro del
régimen entre los inmovilistas, partidarios de mantener sin cambios el régimen
instaurado desde la sublevación del 36; y los aperturistas, a favor de realizar
reformas que llevasen a una democracia limitada. La parálisis política se
agravó a partir de diciembre del 73 con el asesinato de Carrero Blanco, jefe de
Gobierno, por ETA.
11.2. Política económica del franquismo: de la autarquía al
desarrollismo. Transformaciones sociales: causas y evolución.
INTRODUCCIÓN
En sentido estricto, la dictadura
franquista empezó el 01/10/36, al ser elegido el general Francisco Franco, por
sus compañeros militares sublevados, Jefe del Estado, del Gobierno y Generalísimo
de los ejércitos, y duró hasta su muerte, el 20/11/75.
La esencia del régimen se mantuvo
inalterable mientras duró, sin embargo, se liberalizó en algunos aspectos, no
por voluntad propia, sino por las necesidades surgidas del contexto
internacional y de la situación económica.
LAS TRANSFORMACIONES
ECONÓMICAS: DE LA AUTARQUÍA AL DESARROLLISMO
A) La larga posguerra y la autarquía
(39-50)
La Guerra Civil trajo una gran devastación y unos costes
económicos elevados (enormes gastos en armamento, destrucción de
infraestructuras), además del descenso de la renta nacional y per cápita, a
estas causas del estancamiento económico se unió el aislamiento internacional.
Aunque no fue normal que el estancamiento y la depresión económica duraran casi
veinte años. Por lo que, entonces, la situación económica no se debió solo a
las consecuencias de la guerra, sino también a la política económica franquista
y los efectos de la Segunda Guerra Mundial que favorecieron la duración de esta
crisis. Fue un tiempo de restricciones
eléctricas, hambre y miseria.
El primer franquismo, fiel a las ideas fascistas, optó por la
autarquía económica, caracterizada por la voluntad de aislarse económicamente
del exterior, fomentando los recursos propios, (aunque fue imposible por la
falta de materias primas y fuentes de energía) y la intervención del Estado en
la producción y distribución de bienes, lo que supuso la falta de alimentos, su
racionamiento y la aparición de un mercado negro. Además de fijar los valores
de cambio de la moneda.
Esta situación económica llevó al deterioro de las
condiciones de vida de la clase trabajadora y el descenso de sus salarios. Sin
embargo, no todos sufrieron esta precaria situación económica, como algunos
empresarios que se beneficiaron de la paz social impuesta por el régimen o las
personas dedicadas al estraperlo.
En definitiva, la autarquía significó un incremento de las
desigualdades sociales, un empobrecimiento general y una progresiva corrupción
de la administración.
B) De la década de los 50 al
desarrollismo
Entre 1951 y 1957, España empezó a recuperar la situación
económica de 1935. Aunque el régimen no abandonó la autarquía, sí se
suprimieron algunas medidas intervencionistas. Esto, junto al fin del
aislamiento internacional y el inicio de la ayuda estadounidense, permitió un
crecimiento moderado. Aunque este crecimiento no fue equilibrado y tuvo dos
consecuencias destacadas: por una parte, un aumento importante de la inflación;
por otra, el pago de las importaciones, cada vez más numerosas, hacían
disminuir las reservas de divisas del Estado, hasta llegar prácticamente a la
insolvencia en el año 1957, situación que planteó la necesidad urgente de un
plan para estabilizar la economía.
El Plan de Estabilización de 1959 marcó el inicio del llamado
¨milagro español¨ (1963-1973), período de gran crecimiento económico que
terminó con la crisis final de la dictadura franquista (1973-1975). Ante la
grave situación económica Franco en 1957 incorporó al Gobierno a un grupo de
técnicos expertos en economía, los llamados tecnócratas, muchos de ellos
relacionados con el Opus Dei. Los más destacados fueron el ministro de
Hacienda, Mariano Navarro Rubio y Alberto Ullastre, ministro de Comercio, quienes
prepararon el Plan de Estabilización y Liberalización de 1959. Este plan tenía
dos grandes objetivos: por una parte, frenar la inflación, y, por otra
liberalizar el sector exterior. A raíz de este plan también se devaluó la
peseta y se impulsó una tímida reforma fiscal. Fundamentalmente el Plan de
Estabilización consistió en la modificación de la autarquía y en el
establecimiento de las bases para convertir la economía española en un sistema
capitalista clásico. Franco aunque desconfiaba del Plan, pues iba en contra de
sus principios, acabó aceptándolo ante la grave situación económica. En los
primeros meses los efectos del Plan fueron muy negativos: cayó la productividad
de las empresas, los sueldos bajaron, el coste de la vida aumentó así como el
paro.
Los efectos positivos
del Plan empezaron a notarse a partir de 1961, año que se inicia un crecimiento
sostenido, bastante espectacular a partir de 1963. Durante la década de los 60,
el producto industrial creció cerca del 160% y la renta per cápita aumentó
notablemente, España, por fin, se convertía en un país industrializado. Este
despegue económico se debió a diferentes factores: en primer lugar al turismo,
el crecimiento de las economías de los países occidentales propició la llegada
creciente de turistas extranjeros, a partir de 1958. Las divisas ( dinero
aportado por el turismo y por los emigrantes) constituyeron una de las fuentes
de financiación más importantes para el desarrollo económico; en segundo lugar,
la existencia de una dictadura que reprimía al movimiento obrero, que la mano
de obra fuera barata y que se pagaran pocos impuestos sirvió para atraer el
capital extranjero; tercero, la buena marcha de la economía europea llevó a
muchos españoles a ir a trabajar a Europa, con ello en España se reducía el
índice de parados y además los emigrantes enviaban parte de su sueldo a sus
familiares en España. Además otra causa de la expansión económica fueron los
Planes de Desarrollo impulsados por el Gobierno entre 1963 y 1975, de duración
cuatrienal.
La expansión económica se frenó a partir de 1973 por los
efectos de la crisis del petróleo, que provocó una fuerte inflación, el aumento
del déficit comercial y presupuestario.
LOS CAMBIOS SOCIALES
Durante la primera etapa del franquismo hasta 1959, la sociedad
española sufrió un giro hacia formas más conservadoras, a partir de esa fecha,
la modernización económica vino acompañada de cambios sociales profundos. A
pesar de los desequilibrios territoriales y el mantenimiento de la desigualdad
de la renta, en 1975 la sociedad española ya era mayoritariamente urbana, había
variado la estructura de clases, había modificado sus pautas de conducta y
había mejorado su nivel educativo. En este contexto, también hay que señalar el
progreso de la laicización, con el retroceso de la influencia de la Iglesia
católica.
En general, el franquismo supuso la
vuelta a los valores más conservadores, por ejemplo, para la mujer, el retorno
al sistema de valores tradicionales machistas y la pérdida de todos los
derechos y avances conseguidos durante la Segunda República. La mujer estaba
sometida al hombre. La consideración del delito de adulterio, solo para la
mujer, fue la manifestación extrema del machismo de esa sociedad.
En la educación se prohibió la
coeducación y se acostumbraba a la mujer, desde muy pequeña, a su papel clásico
de ama de casa. La legislación laboral dificultaba el acceso de las mujeres al
mundo del trabajo. En los 70 se modificaron algunos de estos aspectos, se
modificó la legislación sobre las mujeres solteras y se aceptó la coeducación
en la escuela pública (Ley General De Educación).
El triunfo del franquismo supuso el
final del gran momento cultural de principios de siglo. La prensa, la escuela y
la universidad sufrieron una severa depuración. El franquismo pretendió
restablecer la cultura católica y nacional tradicional frente a la presencia de
la liberal y progresista de la etapa anterior. La victoria en la guerra fue
objeto de alabanza en la pintura, escultura o arquitectura. Todo lo que
pareciera vanguardia cultural era rechazado.
La educación pasó a ser controlada por
la Iglesia católica, después que el profesorado liberal sufriera un proceso de
depuración. A finales de los 50 y en los 60 el control por parte de la Iglesia
en la enseñanza pública y la universidad de diluyó progresivamente e incluso
algunos sectores y movimientos de la iglesia acogieron una oposición al
régimen.
Frente a la pobreza cultura, el
franquismo propició la cultura de masas, del entretenimiento y de la evasión,
utilizando el cine, el fútbol o los toros con ese fin.
En los 50 aparecieron algunos atisbos
de cultura no oficial en la literatura, en la universidad y en las
manifestaciones artísticas. En los 60 se multiplicaron las manifestaciones de
cultura autónoma y crítica.
La ley de Prensa de 1966 permitió la
aparición de nuevas revistas, diarios y editoriales que podían manifestar una
tímida crítica contra el régimen. En los últimos años de la dictadura, la
cultura liberal se había impuesto por completo, a pesar de la hostilidad del
régimen. La llegada de turistas, el regreso de los emigrantes y la propia
política de la dictadura de acercamiento a Europa fueron los principales
motivos de estos cambios.
Uno de los factores de modernización de la sociedad española
durante la dictadura franquista fue el flujo irreversible de habitantes del
campo a los núcleos urbanos. Este hecho trajo consigo la concentración
creciente de la población en las grandes ciudades y sus alrededores. La
expansión de las ciudades españolas se caracterizó por la falta de
planificación, lo que supuso la degradación de los centros históricos y un
crecimiento desordenado y a menudo de mala calidad.
El predominio de la sociedad urbana junto con el retroceso
del colectivo jornalero y la expansión de una clase de agricultores medios
orientados al mercado, supuso uno de los cambios sociales más importantes de la
historia contemporánea de España.
En los núcleos urbanos aumentó el número de trabajadores de
la industria y del sector servicios, que duplicaron sus efectivos entre 1950 y
1970, además creció la cualificación de estos trabajadores. El movimiento
obrero cambió de mentalidad, frente al carácter revolucionario que tuvo en
general en la época republicana, durante la dictadura pasó a organizarse
alrededor de las clandestinas CCOO, sindicato que se centró en la demanda de
mejoras salariales y en la reivindicación de derechos sindicales y
democráticos. A pesar del aumento de la conflictividad laboral en la última
etapa del franquismo, el talante reformista del movimiento obrero hizo que las
clases medias dejaran de ver al proletariado con el temor que el régimen
pretendía seguir fomentando, para justificar la falta de libertad.
Finalmente, por lo que respecta a la clase media, se produjo
un incremento cuantitativo y un cambio cualitativo. Así, la nueva clase media,
integrada por cuadros superiores, vendedores, empleados de oficina o técnicos
medios, aumentó numéricamente, además su mentalidad era más abierta y dinámica,
frente a la forma de pensar de la vieja burguesía.
11.3. La oposición a la dictadura: principales
grupos y evolución en el tiempo. La crisis del franquismo desde 1973 a la
muerte de Franco.
INTRODUCCIÓN
En sentido
estricto, la dictadura franquista empezó el 01/10/36, al ser elegido el general
Francisco Franco por sus compañeros militares sublevados Jefe del Estado, del
Gobierno y Generalísimo de los ejércitos, y duró hasta su muerte, el 20/11/75.
La esencia
del régimen se mantuvo inalterable mientras duró. Sin embargo, se liberalizó en
algunos aspectos, no por voluntad propia, sino por las necesidades surgidas del
contexto internacional y de la situación económica.
LA OPOSICIÓN AL RÉGIMEN
Una de las
características que el franquismo no abandonó nunca fue la represión contra
movimientos democráticos e izquierdistas, los ideales republicanos y los
nacionalismos. No obstante, al acabar la guerra se constituyeron movimientos de
oposición al régimen.
La
actividad clandestina del PCE, PSOE y CNT nunca se interrumpió, donde más se
notó su presión fue, durante la fase de aislamiento, con huelgas en Cataluña y
el País Vasco, aunque disminuyó en los 50.
Los grupos
monárquicos, cuya base social eran la nobleza y la alta burguesía conspiraron también
contra el régimen. En 1943, un grupo de tenientes generales reclamaron la
restauración de la monarquía y, en 1945, Juan de Borbón, publicó un manifiesto
que solicitaba a Franco que restaurara la monarquía en su persona.
El maquis
se constituyó a partir de dos grupos diferentes, núcleos que subsistían por las
zonas de montaña, que querían continuar la guerra esperando una oportunidad que
permitiera una ofensiva exterior; y las unidades que victoriosamente habían
luchado contra los alemanes en Francia e intentaban trasplantar aquella
experiencia a España. Su acción más espectacular fue la ocupación del valle de
Arán, aunque fracasaron debido a su aislamiento, la represión del régimen y el
miedo a otra guerra civil entre la población.
En los 50,
la oposición interna experimentó cambios significativos como la renuncia a la
práctica violenta, la transformación social y generacional de sus miembros y el
impulso de la actuación opositora en las universidades y los sindicatos
franquistas. Las convocatorias de huelga, ilegales, fueron frecuentes y
reivindicaban mejoras económicas. Frente a estas acciones, el franquismo
endureció la represión aunque aceptó cierta flexibilidad respecto a las
demandas salariales.
La
oposición durante la fase tecnocrática se manifestó en el Congreso de Munich
(62), en el que estuvieron presentes miembros de los partidos en el exilio,
junto a representantes de una oposición interna muy moderada. Franco respondió
encarcelando o desterrando a los participantes de aquella reunión cuando
regresaron a España.
Los 60 y el
principio de los 70 se caracterizaron por la continuación de la conspiración
monárquica, el fortalecimiento de la oposición y de las críticas al régimen,
que se extendieron a toda la sociedad, y las acciones terroristas del FRAP y de
ETA.
En las
protestas se mezclaban las reivindicaciones políticas, económicas y laborales.
Se rechazaba el sindicalismo oficial y se demandaba la libertad sindical y
derechos políticos.
Durante
esta época, el PCE y el PSOE se configuraron como los partidos más importantes
de la clandestinidad. La Junta Democrática y la Plataforma de Convergencia
Democrática, creadas en torno al PCE y el PSOE, respectivamente, pusieron de
manifiesto que la alianza antifranquista unía diversas opciones políticas.
ETAPA
FINAL DEL FRANQUISMO. LA FASE DE DESCOMPOSICIÓN
Entre 1969
y 1975 se produjo la descomposición del régimen franquista, motivado,
principalmente, por el deterioro físico de Franco (quien cada vez delegaba más
poder de decisión en Carrero Blanco), el distanciamiento, cada vez mayor, de
una parte de la Iglesia y la cada vez mayor capacidad movilizadora de la
oposición, además de las acciones terroristas de ETA y del FRAP. La decadencia
también se evidenció por las tensiones dentro del régimen entre los
inmovilistas, partidarios de mantener sin cambios el régimen instaurado desde
la sublevación del 36; y los aperturistas, a favor de realizar reformas que
llevasen a una democracia limitada. La parálisis política se agravó a partir de
diciembre del 73 con el asesinato de Carrero Blanco, jefe de Gobierno, por ETA.
En los dos
últimos años de dictadura, Carlos Arias Navarro fue el elegido como jefe de Gobierno.
Su política se caracterizó por una mayor represión, entre otras cosas al
constatarse la existencia de una asociación clandestina de militares
demócratas, la Unión Militar Democrática.
En los 70,
las democracias occidentales acabaron aceptando el régimen, aunque se mantuvo
su exclusión de las instituciones políticas internacionales. La ejecución de
cinco sentencias de muerte para miembros del FRAP y de ETA, en 1975, por parte del
Gobierno, produjo una protesta internacional contra la dictadura. En los
últimos días del franquismo se volvió al aislamiento internacional y moral de
los 40. Franco, reaccionando como en tiempos pasados, pronunció su último
discurso en Madrid, atribuyendo las protestas a una conjura de los enemigos de
España.
Coincidiendo
con la agonía de Franco estalló el problema del Sahara. Después de 1973, se
había constituido el Frente Polisario en defensa de la independencia saharaui.
La ONU había exigido a España un proceso de descolonización. En 1975,
representantes del Gobierno español y del Frente Polisario se reunieron en
Argel para tratar este tema. Aprovechando la debilidad del Gobierno español y
la enfermedad de Franco, Hassán II, rey de Marruecos, vio la oportunidad de
anexionarse este territorio. En octubre tuvo lugar la Marcha Verde, en la que
miles de marroquíes se dirigieron a la frontera del Sahara. El miedo a una
guerra con Marruecos hizo que la dictadura claudicara y aceptara la anexión del
Sahara por parte de Marruecos y Mauritania.
Franco
moría el 20 de Noviembre del 75, acabando la dictadura más larga de la España
contemporánea y el país se abría a un destino incierto.